Un nuevo planeta se suma hoy a la lista, ya muy larga, de mundos fuera del Sistema Solar descubiertos. Y este es uno de los especiales porque es el segundo exoplaneta más cercano a la Tierra que goza de un clima moderadamente templado y que tiene una masa parecida.
El nuevo mundo, denominado Ross 128b, orbita la estrella Ross 128 y está a sólo 11 años luz de distancia -para los astrofísicos eso es cerca-, así que en proximidad y similitud a la Tierra sólo lo supera Próxima b, en la estrella Próxima Centauri, que está situada a cuatro años luz. Orbitando la estrella Epsilon Eridani, a10,4 años luz, hay otro mundo pero es mucho más grande, con una masa cercana a Júpiter, y un periodo orbital de 2.500 días.
«Aún no tenemos información sobre el clima de Ross 128b, aunque los datos indican que, dada la distancia a la que se encuentra de su estrella, recibe 1,38 veces más radiación que la Tierra. Dependiendo de las propiedades reflectivas del planeta, podría tener una temperatura de entre -60°C a 20°C, pero esta es una estimación básica», explica a EL MUNDO Felipe Murgas, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y coautor de esta investigación publicada en Astronomy&Astrophysics.
Una estrella tranquila
Otro de los puntos fuertes de este planeta es que orbita una estrella relativamente tranquila: «La poca frecuencia de eventos como llamaradas solares es un punto favorable para la presencia de vida como la conocemos. La radiación de alta energía asociada a las llamaradas destruye las moléculas orgánicas como el ADN, por eso es necesario tener algún tipo de protección contra ellas (en el caso de la Tierra tenemos nuestra atmósfera). Que una estrella tenga poca actividad solar nos da esperanza de que la vida tuvo un ambiente lo suficientemente estable para formarse«, argumenta el astrofísico chileno.
No obstante, dice Murgas, aunque, a diferencia de Próxima Centauri y del sistema Trappist 1, con Ross 128 «tenemos la ventaja de que es una estrella con poca actividad, el planeta Ross 128b también recibe más radiación que la Tierra. Por esta razón, quizás es más parecido a Venus que a la Tierra y Venus no es muy compatible con la vida teniendo en cuenta lo que sabemos», argumenta.
Según señala Murgas, la estrella Ross 128 se empezó a observar en 2005 con el espectrógrafo HARPS, instalado en el Observatorio La Silla que el Observatorio Europeo Austral (ESO) tiene en Chile. «En los últimos tres años se recogieron datos con mayor frecuencia, ya que la estrella es parte de un programa de búsqueda de planetas en torno a estrellas de tipo M (enanas rojas)». El análisis de los datos y la detección del planeta se hizo entre 2016 y este año. De momento sólo han visto un planeta en esta estrella, pero Murgas considera «posible» que tenga más.
Un viaje inviable
El astrofísico considera que, combinando la detección de estos planetas extrasolares con el estudio de la vida en la Tierra y su posible existencia en el Sistema Solar, «podremos averiguar cuáles son los factores determinantes para la formación de la vida. Es algo que sobre lo que la comunidad científica sigue aprendiendo y trabajando activamente».
Los científicos, que pueden medir los cambios de posición en el cielo de las estrellas más cercanas a través del tiempo, han descubierto que, dentro de 71.000 años, Ross 128 desbancará a Próxima Centauri y se convertirá en el astro más cercano a la Tierra. En cualquier caso, llegar allí requería miles de años.
Murgas hace el cálculo del tiempo que tardaría una nave espacial como las que ahora están explorando el espacio en recorrer los 11 años luz que nos separan del nuevo planeta Ross 128b: «A 47.000 kilómetros por hora, la nave New Horizons tardaría 250.000 años en llegar a la estrella Ross 128. La sonda más rápida sigue siendo la Voyager 1 que, a 60.000 km/h aproximadamente, tardaría 200.000 años en llegar».
FUENTE: EL MUNDO