Un nuevo estudio desarrollado por el catedrático de la Universitat Politècnica de València (UPV), Gabriel Songel, sobre el Santo Cáliz de la Catedral de València vincula la reliquia con la Corona de Aragón.
Dicha investigación apunta a que el adorno del Grial -que recubre la copa palestina de ágata datada arqueológicamente en el siglo I antes de Cristo- pudo haberse compuesto entre los años 1064 y 1137, y demuestra la vinculación de la dinastía navarro-aragonesa en la definición formal y simbólica del Santo Cáliz, según ha informado la UPV en un comunicado.
«Un análisis comparativo de los diferentes elementos del Cáliz y de lo que parecían simples adornos de la época medieval ha permitido descubrir todo un discurso iconográfico perfectamente relacionado en el que ningún detalle se deja al azar», ha destacado Songel.
En julio del año pasado, el investigador de la UPV explicó el patrón que enmarcaba la reliquia y cómo la inscripción existente en su base podría ser una imagen especular de un texto en hebreo.
En este nuevo estudio, Songel sigue manteniendo que puede ser hebreo pero explica que «puede tratarse de un juego de transliteraciones, es decir, que se representan los signos de un sistema de escritura mediante los signos de otro».
Según el catedrático, «se da la circunstancia de que el rey aragonés Pedro I firmaba en árabe con una transliteración de su nombre», y esta pista fue la que le llevó a indagar sobre la dinastía navarro-aragonesa y la iconografía que les acompañó durante siglos, lo que le permitió descubrir «el repertorio de signos de la dinastía aragonesa reflejados en el Santo Cáliz».
Songel explica que la cenefa del nodo del Santo Cáliz es «realmente algo especial ya que no es una lacería convencional ni se trata de un dibujo sinfín, y está formado por un ocho de dos hexágonos intercalados por el nudo de Salomón expandido».
Un primer análisis comparativo de estas formas con otros signos generados en la época de este rey «nos lleva a los documentos notariales, donde encontramos primero la firma del rey Sancho Ramírez, un documento notarial de Pedro I con la firma del notario con un nudo de Salomón, y otro documento vinculado al Obispo Ricardo de Huesca con una síntesis de ambos signos».
Este análisis «apunta a que los reyes, como patrocinadores, quisieron dejar el rastro de la dinastía en la reliquia«, ha explicado el investigador.
Asimismo, extendiendo el estudio comparativo con otros objetos de la época de estos reyes aragoneses, el análisis de Songel repara en un signo identificador «tan determinante como las monedas que acuñaban dichos monarcas», en las que se encuentra el símbolo de la rama, con la vara y la cruz en el extremo.
Esta iconografía, según varios autores estudiados por el catedrático, remite al símbolo del tronco de Jesé, «emulando al poder de la realeza con la divinidad y origen de Jesucristo, según el salmo de Isaías».
De su estudio, destaca también la presencia en la base de la copa, asas y vástago del tronco de Jesé, ampliamente representado en el siglo XII y que se relaciona con el árbol genealógico de Jesucristo y la idea de eternidad manifestada con los ochos entrelazados.
Para el profesor, estos nuevos hallazgos demuestran la vinculación de la dinastía navarro-aragonesa en la definición formal y simbólica del Santo Cáliz, y que el Santo Cáliz «pudo haberse compuesto, tal y como lo conocemos en la actualidad, entre el reinado de Sancho Ramírez (1064) y los de sus hijos Pedro I, Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje (1137)».
Fuente: ABC