Probablemente la respuesta a este interrogante haya que buscarla en las lecturas de juventud del joven Bonaparte. Su pasión por héroes clásicos como Alejandro y Julio César, señores también de Egipto, cimentó en él un hechizo egipcio inevitable.
Probablemente la respuesta a este interrogante haya que buscarla en las lecturas de juventud del joven Bonaparte. Su pasión por héroes clásicos como Alejandro y Julio César, señores también de Egipto, cimentó en él un hechizo egipcio inevitable.