Antes de convertirse en un escritor de novelas aclamadas internacionalmente, Javier Sierra trabajó como periodista de investigación de grandes enigmas históricos. A finales del siglo XX algunas revistas mensuales españolas de gran tirada podían permitirse el lujo de enviar a corresponsales a cualquier lugar del planeta para recabar información de primera mano sobre aspectos poco conocidos de la Ciencia, la Arqueología o la Historia. Javier fue el reportero más destacado de su generación, y llegó incluso a dirigir una de aquellas publicaciones (Más Allá de la Ciencia) entre 1998 y 2005.
Durante aquellos siete años, y aún antes, recorrió más de un millón de kilómetros por diversos países de América, Europa y África, recogiendo pruebas arqueológicas que demuestran que en el pasado remoto de este planeta existió una supercivilización que desapareció de forma brusca hace entre diez y quince mil años. Sin mencionar explícitamente la Atlántida u otros nombres surgidos del mito que no jan hecho sino confundir a generaciones de estudiosos, Sierra recurre al trabajo de campo en Egipto, Turquía, Israel, Francia, Italia, Perú o Bolivia para documentar cada una de sus afirmaciones. Monumentos orientados con precisión óptica a ciertas estrellas, megalitos de una envergadura tal que hoy ninguna grúa moderna sería capaz de desplazar, mapas de tierras cubiertas por hielos desde hace al menos 8.000 años y pequeños vestigios de todo tipo en pinturas, textos sagrados o estatuas, configuran un mosaico de enigmas fascinantes a los que científicos, historiadores y sociólogos se han visto obligados a encontrar algún sentido durante el siglo que iniciamos.
Esta obra es, pues, un gran reportaje de investigación, sazonado con entrevistas, notas, anécdotas, referencias, imágenes y pruebas de todo tipo, en el que se recogen las piezas del gigantesco rompecabezas de nuestro pasado, que es armado desde la óptica de un viajero experto fascinado por los eternos interrogantes que nos rodean. Nunca, desde las obras de clásicos como Däniken, Pauwels, Kolosimo o Charroux se ha escrito una obra así. Pero con un matiz importante: a la desbordante imaginación de aquellos, Sierra aporta ahora un verdadero torrente de datos y observaciones que conceden a su trabajo un valor llamado a resistir el paso de los años.