Arys, una joven cretense a punto de cumplir mayoría de edad, recibe una extensa e inesperada carta de su tía. Se la escribe en Atenas al final de la última pandemia vírica que sacude al mundo. Es una carta en papel, remitida a través del servicio postal griego, que de inmediato revela un contenido muy especial. Sus páginas están escritas a mano y rememoran el viaje que ambas hicieron solas, hace años, al sur de Europa. Francia, Gerona y las comarcas del Ampurdán fueron el escenario idílico de una aventura cuyos recuerdos, para su sorpresa, esconden claves que cobran todo el sentido frente a la crisis sanitaria.
Pero lo que de verdad sorprende a Arys es que esa misiva parece poner en sus manos “la salvación de nuestra especie”. En ella su tía le explica que las pandemias víricas nacieron con la invención de la agricultura y la ganadería hace 10.000 años. Fue entonces cuando los virus encontraron, en los primeros asentamientos humanos de envergadura, el ambiente óptimo para propagarse. De hecho, le sugiere que el recuerdo de ese “regalo envenenado” que trajo la civilización bien podría haberse incorporado a viejas historias como la de Pandora. Ya sabe el lector: aquel relato de la mujer enviada por Zeus a la Tierra para desposarse con un titán, a la que confió una caja que no debía de abrir bajo ninguna circunstancia. Pandora la abrió y dejó escapar de ella todas las enfermedades, acabando de un golpe con la Edad de Oro de la Humanidad. Descifrar esos mitos y acceder a una suerte de segunda lectura escondida en ellos, pondrá a Arys en la senda de la interpretación de hechos tan dispares como la aparición de la inteligencia o el surgimiento de las primeras obras de arte…
Pero esta carta es, sobre todo, un mensaje cargado de urgencia. La humanidad —explica su tía a Arys— se enfrenta ahora a un futuro incierto. Está en una encrucijada y su reto es sobrevivir. Ya no parece tan obvio que esto sea posible, aunque le desvela que situaciones parecidas se han superado en otros momentos de la historia, dando pie a profundas transformaciones en nuestra cultura. El texto se empeña en abrir la mente a su joven destinataria. En darle perspectiva para que comprenda qué clase de criatura somos y qué lugar ocupamos en el Universo, y le lleva incluso a ese “oscuro instante” de nuestro pasado en el que una chispa surgida de repente nos hizo algo más que animales. Aquello fue, argumenta, una mutación en nuestros genes que pudo deberse… ¡a otra pandemia!
Hoy sabemos que los virus “hackean” las células para multiplicarse y se convierten, sin quererlo, en poderosos vectores de mutación. Pero según El mensaje de Pandora estos virus pudieron haber llegado —y siguen haciéndolo— desde el espacio exterior, en algún asteroide o cometa, donde lograron hacerse resistentes al vacío y a las temperaturas más extremas hasta fecundar nuestro planeta con su “carga vital”. Es la visión de panspermia, una hipótesis surgida de la ciencia más ortodoxa para explicar el origen de la vida. Una idea que hoy es defendida incluso por premios Nobel, y que se puede interpretar en más de una clave. Los hay quienes apuestan porque se trata del proceso natural mediante el que la vida poliniza todo el Universo, pero también los hay que defienden que esa siembra esconde una intencionalidad. Una inteligencia oculta… Quién sabe. El hecho es que, además de entre modernos astrobiólogos, ideas parecidas ya se encuentran recogidas en culturas de la antigüedad como la egipcia, el cristianismo primitivo o el islam.
Si los virus a los que tanto tememos ahora pudieron hacernos saltar evolutivamente, ¿cómo no pensar que lo bueno y lo malo son dos caras necesarias de una misma moneda? ¿Pudo entonces la última pandemia venir del espacio? La carta que recibe Arys contiene una pista más que abunda en esa dirección: poco antes de desatarse el virus que causó la COVID-19 un meteorito cayó cerca de Wuhan, en China, el foco de la infección.
El mensaje de Pandora propone asimismo una reflexión acerca del estilo de vida de los humanos y nos ayuda a ver cómo las pandemias lo han ido modelando catástrofe tras catástrofe.
En aquel viaje por el sur de Europa, Arys y su tía conocieron a una especie de sibila que les habló sobre lo que ocurrió justo después de sofocarse la peste negra. Tras cobrarse las vidas de uno de cada dos europeos del primer tercio del siglo XIV, el continente se vio obligado a reinventar no solo sus modelos productivos, sino también los políticos y culturales. Aquella peste fue el auténtico motor que nos hizo saltar de la Edad Media al Renacimiento, de las sombras de unos saberes secuestrados por minorías a su expansión hacia todo y todos, repleta de luces, avances y libertad intelectual. No será la única lección de esa sibila. Otro ejemplo con el que tropezarán será lo sucedido entre 1918 y 1920, cuando la mal llamada gripe española asoló de nuevo al planeta. Aquella pandemia emergió justo al final de la Gran Guerra, contribuyó a la caída del Imperio Austrohúngaro pero, sobre todo, obligó a que se levantaran los modernos sistemas de sanidad universal y se impulsara la buena alimentación, la higiene y el ejercicio físico.
Post tenebras lux. Tras la oscuridad, la luz.
Es esta novela breve, intensa e inteligente, también una discusión sobre la verdad y los dogmas imperantes en cada tiempo. Estamos ante un texto que contrapone ideas de un modo constante y ágil. Creer, dice su tía a Arys, es a menudo lo contrario a saber. ¿Y acaso recordar podría ser lo mismo que saber? ¿Podría la verdad estar en los recuerdos, aunque no se sepa que se tienen? Este es el “juego” metaliterario que une a la misteriosa tía redactora de la carta y a su joven sobrina. Un juego en el que nosotros, como lectores, terminaremos también implicados, y que nos conducirá a una respuesta asombrosa oculta en un códice medieval que se conserva en el Tesoro de la catedral de Gerona.
Por último, no debemos olvidar que este libro/fábula lleva en su título “Pandora”. Ella fue, según la mitología, la primera mujer de la historia. Y asimismo quien abrió la “caja” que contenía todos los males del mundo. Pero no es cierto que solo contuviera males: aquel cofre también escondía dones. Y, aunque la leyenda nos muestra a Pandora como una víctima de su propia curiosidad, el trasfondo del mito visto desde la óptica de Javier Sierra nos hará dar un salto cuántico respecto a esa simplificación.
Pero… ¿Por qué “Pandora”?
Tendrá que leer el libro para descubrirlo… o quizá para “recordarlo”.
Lugares importantes de la novela
¿Qué nos puede enseñar quien desató todos los males de la humanidad? ¿Podría ella descubrirnos también el mejor camino para superarlos?
El mensaje de Pandora es una novela muy especial. Escrita durante el confinamiento mundial decretado para detener el avance del coronavirus causante de la COVID-19, Javier Sierra recordó, antes de ponerse manos a la obra, la milenaria lección de Antifonte de Atenas. Este célebre orador griego concluyó ya en el siglo V a.C. que las palabras pueden sanar a una sociedad en apuros y que, por tanto, el oficio de escritor conlleva también la responsabilidad de aportar alivio a los demás.
“Es un libro que nació en mí como un relámpago. Tenía que escribirlo y que ponerlo pronto en manos de los lectores”, dice.
Escrita en forma de carta a una joven que está a punto de estrenar su mayoría de edad, El mensaje de Pandora condensa en pocas páginas claves sobre el origen de la vida y de la civilización, y cómo ambas están íntimamente ligadas a la llegada a la Tierra de los primeros virus y bacterias. Utilizado un lenguaje claro, ameno y directo, la autora imaginaria de esa misiva busca en los mitos clásicos respuestas a la mayoría de nuestras dudas. Para ello bucea en episodios de la historia, la ciencia y la mitología, y nos descubre que en relatos de gran antigüedad ya existían indicaciones precisas, casi instrucciones, a cómo debemos afrontar nuestros próximos pasos como especie.
“El mensaje de Pandora es una fábula que nos llevará por el sur de Francia y el norte de España mientras nos recuerda cuál es nuestra situación en la escala evolutiva. Nos invita a dejar de mirarnos el ombligo y a descubrir que formamos parte de ‘algo’ que es mucho más grande que nosotros mismos”, asegura. “Es un cambio en nuestra mirada. Casi una revelación”.
Con su estilo habitual, Javier Sierra interpreta esos antiguos relatos de manera didáctica, ágil y divulgativa para el lector contemporáneo. El autor revive el mito de Pandora como metáfora y se vale del género epistolar para difundir un mensaje positivo frente a la última pandemia, al tiempo que repasa teorías científicas a menudo silenciadas por lo que implican.
El mensaje de Pandora es, en definitiva, un libro lleno de misterio, información y conocimiento. Una lectura imprescindible para estos tiempos que se lee de un tirón.