El escritor Javier Sierra ha reivindicado, en el acto en el que la ciudad de Teruel lo ha nombrado Hijo Predilecto, que en esta provincia «sólo se vence con una visión especial» y una «personalidad imaginativa» para hacer frente a las dificultades.
En la iglesia de San Pedro, abarrotada de público, el último Premio Planeta por su novela «El fuego invisible», ha agradecido el cariño de su ciudad natal con un discurso plagado de referencias a sus amigos y sus vivencias de la infancia que pasó en Teruel, que abandonó en 1985 cuando iba a cumplir quince años: «Nunca he llorado tanto como en aquellos días», ha espetado.
Dejaba atrás todas aquellas «pequeñas y grandes cosas» ha señalado, que durante esa primera etapa de la vida «configuraron mi identidad como persona». Una etapa fundamental porque «todo lo que somos» ha dicho «se fragua precisamente durante esos primeros años de vida».
El escritor José Calvo Poyato ha sido el encargado de leer el panegírico sobre
En lo profesional, ha hecho hincapié en su «interés por lo enigmático» que le llevaría a fundar muy joven la revista «Año cero», y ha repasado la trayectoria literaria de Sierra, destacando la publicación de «La cena secreta» en 2004 que «marca un antes y un después» en su carrera.
La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, ha hecho entrega después a Sierra del pergamino de su nombramiento como Hijo Predilecto de la ciudad, y ha destacado que el reconocimiento concedido no es «por las metas alcanzadas» en el mundo literario sino «por cómo había llegado a ellas».
Ya en su intervención, Sierra ha mezclado los recuerdos de escenarios de la ciudad muy reconocibles por todos los presentes con su pasión por la Historia y los temas que le han acompañado en sus novelas.
Así, ha recordado la escalinata que conduce al cementerio de Teruel que se le antojaba como «una enorme e infinita escalera de Jacob», la que soñó el patriarca bíblico de Harrán, ha recordado, «por la que dijo haber visto descender ángeles del cielo».
«Desde entonces, mis ojos siempre han mirado más arriba que abajo», y es que en esta ciudad aprendió a «mirar las estrellas» e imaginó dragones, fundó su primer periódico infantil e hizo sus primeras colaboraciones con el mundo periodístico con un programa de radio.
También en esta ciudad, ha confesado, escribió sus primeros libros, cuentos ilustrados y encuadernados que redactó con apenas diez años y que, ha anunciado, depositará en la Biblioteca Pública de Teruel donde desde hace una década están conservando su legado.
Ha animado a despertar el «fogonazo de genialidad» de la niñez y ha destacado las «infancias fecundas» que se han originado en una provincia de grandes creadores como Luis Buñuel y el pionero del cine Segundo de Chomón.
Ha dicho de sí mismo también que se considera un «hijo pródigo» que regresa a casa siempre que puede «con el ánimo de ayudar a dar esplendor y esperanza a los suyos», compromiso que ha vuelto a manifestar ante una concurrida audiencia entre la que podía verse a los otros dos hijos predilectos de la ciudad, como Manuel Pizarro o Antón García Abril.
Al acto ha asistido una amplia representación política y judicial aragonesa, además de nombres destacados de la cultura nacional, como los escritores Luz Gabás, Fernando Delgado o Espido Freire, entre otros, que le han tributado un largo aplauso en pie para acabar el acto, tal y como recoge Efe.
Fuente: DIARIO DE TERUEL