El escritor Javier Sierra salió esta semana en defensa de la ‘ocultura’, es decir la “cultura de lo que está oculto”, un término que define su trayectoria y que en su opinión ha influido en otros ámbitos del arte y la cultura.
Sierra (Teruel, 1971) realizó estas declaraciones antes de clausurar el ciclo Literarios 2016, organizado por la Fundación Caja de Ávila, con una conferencia titulada El oficio de escribir sobre enigmas.
En este contexto explicó cómo “los enigmas y ciertas creencias en lo sobrenatural o visiones en lo trascendente han influido en escritores, pintores o intelectuales de todos los tiempos”.
Sierra considera que el término ‘ocultura’, si bien se acuñó hace una década en países anglosajones, “acabará consolidándose en España y en todo el mundo para definir esta corriente en la
que él mismo lleva instalado durantemuchos años.
La clave de más de una década dedicado a los misterios la ha situado en su ciudad natal, Teruel, dónde su inquietud le llevó a convertirse en “un ratón de biblioteca desde niño”, aprender a gestionar la cultura y “a disfrutar no sólo aprendiendo historias sino contándoselas a los demás”.
Desde entonces, su afán por los viajes y el misterio ha sido lo que le ha llevado a plasmarlo en sus libros o artículos periodísticos. “En todas las novelas parto de un punto o un elemento cómodo y reconocible para el lector y, a partir de él, hago preguntas en busca de respuestas a esas dudas que podemos tener todos, pero siempre a partir de elementos históricos reconocibles” indica.
Por ejemplo, en La cena secreta (2004) partía del mural de la Última Cena, de Leonardo Da Vinci, o en El Ángel Perdido (2011) abordaba misterios que tenían relación con el diluvio universal o el Arca de Noé, ha precisado.
Sin duda, añade, el misterio arqueológico de referencia es la construcción de la Gran Pirámide: “aún hoy seguimos sin tener claro cómo se edificó; los grandesmisterios siempre atraen a todo elmundo”, declara.
A veces, sus protagonistas le ponen en apuros como fue el caso de Napoleón Bonaparte, quién dejó constancia de que había pasado una noche en el interior de una pirámide pero “se negó a contar lo que había sucedido allí dentro”, relata.
“La laguna en su biografía era tan llamativa que me puse a investigar, fracasando una y otra vez en mi empeño, no encontraba ninguna carta, ni referencia de su puño y letra que diera fe de lo que allí había ocurrido”, precisa el autor turolense.
Javier Sierra, antes de la conferencia que ofreció en Ávila. EFE/Raúl Sanchidrián Por ello, Javier Sierra no dudó en meterse en el papel de su protagonista: “nome dejó otro remedio que imitarlo, yo quería saber lo que le había sucedido y la única forma sensata que tenía de averiguarlo era pasar una noche a solas en la pirámide de Keops”, evoca.
Respecto a sus proyectos, en la actualidad Javier Sierra se halla completamente inmerso en su próximo trabajo, del que sólo ha avanzado que “tiene que ver con el Románico, y Ávila me está sirviendo como contexto para algunos detalles”, concluyó antes de ofrecer la conferencia.