Cientos de grandes fragmentos de un cometa en destrucción pasaron muy cerca de la Tierra en 1883, en una de las más amenazantes aproximaciones para la vida del planeta registradas hasta ahora, de acuerdo con astrónomos mexicanos que rescatan observaciones hechas en México en el siglo XIX.
La aproximación de los objetos cósmicos fue ignorada por la comunidad científica mundial de ese entonces y solo se sabe de ella hasta ahora por la nueva investigación que retoma los avistamientos registrados por el mexicano José A. y Bonilla.
Bonilla, quien dirigía el Observatorio Astronómico de Zacatecas, registró en el transcurso del 12 y 13 de octubre de 1883, casi 450 objetos que cruzaron frente al Sol envueltos en lo que describió como bruma.
Las observaciones de Bonilla fueron rescatadas e interpretadas bajo los conocimientos actuales en una investigación realizada por los astrónomos Héctor Javier Durand, María de la Paz Ramos y Guadalupe Cordero, del Instituto de Geofísica, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El trabajo de Durand y sus colegas fue difundido en arXiv, un sitio de publicaciones científicas en Internet, albergado por la Biblioteca de la Universidad Cornell en Nueva York.
«Nuestro trabajo es una teoría plausible de un hecho registrado por un mexicano en 1883», dijo Durand.
Los astrónomos de la UNAM calcularon que los objetos observados por Bonilla, medían entre 46 y 795 metros de ancho y entre 68 y mil 22 metros de largo y pasaron a una distancia de la Tierra de entre apenas 538 y ocho mil kilómetros.
De haber chocado con la Tierra, el planeta habría experimentado cientos de explosiones tan poderosas como la mayor explosión nuclear detonada hasta ahora, según los cálculos de los científicos mexicanos.
A pesar de la magnitud del evento, Bonilla fue el único astrónomo que lo observó y registró, al estar ubicado en el lugar correcto en el momento exacto, explicó Durand.
El ángulo para poder observar estos objetos requería de una ubicación como la que él tenía en el estado de Zacatecas, una latitud correcta y única en la que alrededor del mundo no existía en ese entonces otro observatorio capaz de detectar esto, indicó.
Bonilla envió sus observaciones a la revista francesa ‘L’Astronomie’ que las publicó tres años después de haberse registrado el incidente, en 1886.
El mexicano no acompañó sus registros con alguna hipótesis, lo que dio campo a que el editor de la revista especulara sobre lo observado e incluso llegó a señalar que Bonilla pudo haber confundido a pájaros con objetos celestes.
El trabajo de los astrónomos de la UNAM rescata para la ciencia actual una aproximación de una magnitud especialmente peligrosa de la que no se tenía conocimiento.
Durand dijo que su trabajo está siendo evaluado para ser publicado próximamente en la revista científica de astronomía Planetarium and Space.
Fuente: EL UNIVERSAL