En 1960 el astrónomo estadounidense Frank Drake eligió la estrella Tau Ceti como uno de los primeros lugares del Universo en los que buscar señales de radio emitidas por una más que hipotética civilización extraterrestre. Aquel esfuerzo recibió el nombre de Proyecto Ozma y se dedicaron doscientas horas de costosa «escucha» de la estrella sin ningún atisbo de éxito.
Más de medio siglo después, astrónomos de Reino Unido, Chile, EE.UU. y Australia dirigidos por Mikko Tuomi, de la universidad británica de Hertfordshire, han vuelto a prestar atención a Tau Ceti con nuevos métodos de medición. Según un artículo publicado por la revista ‘Astronomy & Astrophysics’, un estudio sobre la alta precisión de las velocidades radiales (velocidad de un objeto a lo largo de la línea visual del observador) ofrece ahora más posibilidades que nunca de encontrar un planeta tipo Tierra orbitando esa estrella y, en consecuencia, las posibilidades de dar con una civilización como la sospechada por Drake aumentan. Esto excede ya la mera especulación: el equipo de Tuomi ha encontrado ya variaciones periódicas de velocidad radial de la estrella, lo que indica la existencia en Tau Ceti de un sistema planetario. Si los datos se confirmasen, ese grupo de planetas se convertiría en el segundo más cercano a nuestro Sol, después de Alpha Centauri.
Es más, según este mismo estudio, uno de los cinco planetas de Tau Ceti detectados se encuentra en la ‘zona de habitabilidad’, área donde el agua podría existir en forma líquida proporcionando las condiciones necesarias para la vida tal y como la conocemos.
Vista en retrospectiva, la intuición de Drake de apuntar las antenas de Ozma justo hacia ese rincón del Universo que hoy sabemos sembrado de planetas extrasolares resulta sorprendente.