Tintagel es un lugar legendario. En plena Cornualles, región del suroeste de Gran Bretaña, el castillo de esta pequeña población no solo es famoso por ser la supuesta cuna del mítico rey Arturo en el siglo VI, sino que también es el lugar donde vivía el rey Marco de Cornualles, tío de Tristán de Leonis, protagonista de la medieval Tristan e Isolda, otra obra incorporada a la leyenda arturiana.
Tanto vínculo mitológico hace que cada descubrimiento en esta construcción ubicada en unos escarpados acantilados de difícil acceso tome un revuelo colosal. Y así ha sido de nuevo con unas inscripciones en latín y griego descubiertas en una roca excavada entre las ruinas y que, según los investigadores, datan del siglo VII. Entre los textos también han aparecido unos símbolos cristianos.
Los textos de la Alta Edad Media raramente ha sobrevivido, por lo que este nuevo hallazgo es particularmente inusual. Las letras, las palabras y los símbolos de 1.300 años de antigüedad parecen ser obra de alguien que estaba practicando su escritura. Los trazos de las letras indican, dicen los expertos del English Heritage, que esta persona estaba familiarizada con el estilo informal usado para los documentos y el guión formal de los libros del Evangelio.
“Este detalle da más peso a la teoría de que Tintagel era un sitio real con una cultura cristiana alfabetizada y una red de conexiones que se extiende desde el Atlántico hasta el Mediterráneo oriental”, señalan en un comunicado. La piedra incluye nombres romanos y celtas –Tito (Titus) y Budic– haciendo alusión a una próspera comunidad multicultural en este rincón de Cornualles.
Las palabras latinas fili (hijo) y viri duo (dos hombres) también aparecen. La piedra en sí, una pieza de pizarra de Cornualles de un metro de alto, formaba parte de la ventana de un edificio importante asentamiento medieval temprano. El hallazgo ocurrió el pasado verano durante un ambicioso proyecto de cinco años en el castillo de Tintagel Castle.
Los descubrimientos anteriores que datan de la misma época incluyen vajillas finas de lugares tan remotos como Turquía, cristalería decorada en castellano y evidencias de que las celebraciones en este entorno medieval incluían festejos con cerdo, pescado y ostras durante la Primera Edad Dorada de Cornualles.
”Es increíble pensar que hace 1.300 años, en este dramático acantilado de Cornualles, alguien practicaba su escritura, usando frases latinas y símbolos cristianos. No podemos saber con certeza quién hizo estas marcas o por qué, pero lo que podemos decir es que el Tintagel del siglo VII tenía escribas profesionales que estaban familiarizados con las técnicas de manuscritos”, señala el conservador Win Scutt.
”Nuestra investigación ya ha revelado el alcance de los edificios de Tintagel y la riqueza del estilo de vida que había. Este último descubrimiento va un paso más allá. Escribir fue una actividad privilegiada que hacían escribas especializados vinculados a la Iglesia o a los ricos. Esta piedra respalda la idea de que Tintagel fue un puerto comercial importante y próspero, y un asentamiento de alto estatus que podría haber sido la sede de los reyes de Cornualles“, añade.
El estilo de las letras y el lenguaje utilizado, así como símbolos cristianos, que tienen influencia mediterránea, revelan “pistas preciosas” sobre la cultura de aquellos que vivieron en Tintagel en el siglo VII. La piedra es el segundo ejemplo de escritura medieval temprana que se encuentra en el castillo. El primero, descubierto en 1998, era una pieza con varias palabras, incluido el nombre celta Artognou.
Fuente: LA VANGUARDIA