Entre las altas montañas del Himalaya, cuentan que habita una criatura gigantesca, peluda, similar a un oso, pero que camina sobre sus dos piernas como si de un hombre se tratara y cuyos brazos son tan largos que le llegan hasta las rodillas.
Se trata del famoso Yeti, también conocido como el Abominable hombre de las nieves. Esta criatura ocupa un lugar destacado en la mitología de Nepal y el Tíbet y sus historias se han transmitido de generación en generación. ¿Leyenda o realidad? Un equipo de investigadores ha querido averiguarlo.
Los resultados de su estudio, publicados esta semana en la revista Proceedings of the Royal Society B, se basan en el análisis de supuestas muestras de ADN del Yeti procedentes de museos y colecciones privadas. Tras analizar 24 muestras de huesos, dientes, piel, pelo y heces de nueve presuntos especímenes de Yeti concluyeron que un diente pertenecía a un perro y el resto de las muestras a osos negros asiáticos, osos pardos del Himalaya y osos pardos tibetanos.
«Nuestros hallazgos sugieren que los fundamentos biológicos de la leyenda del Yeti se pueden encontrar en los osos locales, y nuestro estudio demuestra que la genética debería ser capaz de desentrañar otros misterios similares», afirma Charlotte Lindqvist, profesora de biología de la Universidad de Buffalo y autora principal de la investigación.
No es la primera vez que los científicos estudian el ADN del Yeti. Sin embargo, según la autora, los proyectos anteriores eran más simples y dejaron importantes cuestiones sin resolver. «Este estudio representa el análisis más riguroso hasta la fecha de muestras que se sospecha derivan de criaturas anómalas», sostienen los investigadores de este trabajo.
Lindqvist asegura que la ciencia puede ser una herramienta útil para explorar las raíces de los mitos sobre criaturas grandes y misteriosas. Pone de ejemplo la mítica leyenda del «unicornio africano», que según los descubrimientos de investigadores británicos se trataba en realidad del okapi, un pariente de la jirafa con mezclas de cebra. O el caso de Australia, donde algunos científicos han especulado que las referencias a enormes criaturas parecidas a animales de la mitología aborigen surgen de encuentros antiguos entre la megafauna real o sus restos, conocidos hoy en el registro fósil del país.
Sin embargo, aunque algunas conexiones siguen siendo inciertas, la autora defiende que los resultados de su investigación son evidentes: «Claramente, una gran parte de la leyenda del Yeti tiene que ver con los osos».
Evolución de los osos asiáticos
Además de explorar los orígenes de la leyenda del Abominable hombre de las nieves, los investigadores han hallado información sobre la historia evolutiva de los osos asiáticos. «Los osos en esta región son vulnerables o están en peligro crítico desde una perspectiva de conservación, pero no se sabe mucho sobre su historia pasada», sostiene Lindqvist.
Los científicos secuenciaron el ADN mitocondrial de 23 osos asiáticos (incluyendo el del supuesto Yeti) y compararon esos datos genéticos con los de otros osos en todo el mundo. Descubrieron así que, si bien los osos pardos tibetanos comparten un ancestro común con sus parientes norteamericanos y eurasiáticos, los osos pardos del Himalaya pertenecen a un linaje evolutivo distinto que divergió durante un periodo de glaciación (hace aproximadamente unos 650.000 años) de todos los demás osos pardos. Según los investigadores, la expansión de los glaciares y la geografía montañosa de la región aisló a los osos del Himalaya de los demás, lo que conlleva un camino evolutivo independiente.
«La investigación genética adicional sobre estos animales puede ayudar a esclarecer la historia ambiental de la región, así como a tener una historia evolutiva en todo el mundo, y muestras adicionales del Yeti podrían contribuir a este trabajo», concluye Lindqvist.