El pasado 3 de abril el ex presidente de los Estados Unidos Bill Clinton fue entrevistado en el late night nocturno de la cadena de televisión ABC dirigido por Jimmy Kivel. En un momento de la conversación el entrevistador bromea con él en estos términos: “Si yo llegara a presidente de los Estados Unidos lo primero que haría después de jurar el cargo sobre la Biblia sería ir corriendo a la Casa Blanca a pedir que me mostraran todos los archivos secretos sobre ovnis que tuvieran. Porque quiero saber”… Y añadió: “¿Hizo usted eso?”. Y Clinton, para sorpresa del auditorio, asintió. “Ciertamente”.
Recordó entonces que al inicio de su segundo mandato se celebró el 50 aniversario del caso Roswell y que éste coincidió con un momento de gran cobertura cinematográfica de ese asunto y de otros relacionados como el Área 51. También confirmó que él mismo se aseguró de que en esa base no había alienígenas. Pero añadió algo más que no sabíamos hasta ahora: que pidió todos los “papeles de Roswell. Todos”.
“¿Y si hubiera visto en ellos que había extraterrestres, nos lo contaría?”, le pregunta Jimmy Kivel. Clinton, muy serio, responde: “Sí. Lo habría hecho”.
Su respuesta, de algún modo, se alinea con los informes oficiales del caso que la Fuerza Aérea divulgó en esos años confirmando que el caso Roswell fue un globo sonda militar de alto secreto. Aquella controversia –de la que me hice eco en mi libro Roswell, secreto de Estado– sigue lejos de cerrarse.
Lo que sorprende, no obstante, es que a renglón seguido de sus declaraciones, Clinton divague sobre la existencia de vida en el Universo y afirme que, en caso de contacto, no sería un evento tipo “Independence Day”, en relación a la taquillera película de Hollywood del mismo título en la que se narra una invasión alienígena de la Tierra. ¿Tan seguro está?
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