David Salas, catedrático del Trinity College de Dublín, recala en Madrid, donde se integra en un grupo de estudiosos literarios, uno de los cuales cae asesinado. ¿Tendrá algo que ver el libro del que se estaban ocupando, El cuento del Grial de Chrétien de Troyes? Salas emprenderá un viaje que le llevará a los puntos de la geografía española por los que pasó el cáliz de Cristo… Las novelas de Javier Sierra (Teruel, 1971) garantizan acción, aventuras, grandes enigmas y una suerte de trascendencia heroica. Con El fuego invisible–a la venta el 3 de noviembre– ha ganado el Planeta.
No se separa de la estatuilla del premio…
¡Es que me la van a quitar!
¿Qué dice?
Sí, sí, se la llevan para grabar mi nombre, la pulen y luego me la entregan dentro de un mes, cuando vuelva a Barcelona para la presentación del libro.
Tiene un programa de televisión a punto de estrenar, ¿no?
Unos documentales para Movistar + un tanto especiales, son capítulos sobre grandes enigmas que me han impresionado. Lo convierto en un ejercicio que cuenta cómo un niño de 9 años se tropieza por primera vez con las grandes preguntas. Se recrea mi infancia con actores, hemos hecho cine. Aparecen las luces, los ovnis, el escudo de Teruel…
¿El escudo de Teruel?
Un toro con una estrella encima, es una visión que tuvo el rey Alfonso II de Aragón cuando conquistó la ciudad a los árabes. Los grandes enigmas forman parte de nuestra cultura, están en nuestros símbolos, nuestra literatura, nuestro arte, pero hemos decidido no mirarlos.
Todo el mundo sabe lo que es una novela de Javier Sierra. ¿Qué hay de nuevo?
Muchas referencias cruzadas a otros libros, por ejemplo de Mark Twain, un tono más literario, es una vuelta de tuerca, un paso más, lo pide el premio Planeta. Aunque tengo muchos lectores, me van a conocer muchos otros nuevos.
Doris Lessing fue premio Nobel y cultivó la literatura de género…
Me fascinó siempre, tiene una tremenda serie de novelas de ciencia ficción, las sirianas (Canopus en Argos), y ella apela al espíritu del narrador primordial que se encuentra en la tradición oral. La cito porque ella ya habló del fuego al que me refiero.
¿Cómo es David Salas?
Un hombre de éxito, joven, con una tesis doctoral sobre Parménides… Su abuelo fue un escritor español que emigró a Irlanda y David duda de si él tiene el fuego interior para poder escribir. Hay muertes, misterios en el arte, viajes sorpresa…
Sorprende que no haya una película de cada libro suyo.
Son caras, cuando uno está escribiendo no repara en gastos, mientras que el productor de cine los debe tener en cuenta. Pasa con La cena secreta o El ángel perdido, donde aparece hasta un submarino nuclear en la ría de Vigo. No tengo prisa.
¿Dónde está el Grial?
El Grial es materia española. Se usó en la edad media para alentar la reconquista: “Este es el país donde estuvo la copa de Cristo, por lo que no puede ser de los musulmanes”. Eso enardecía a las tropas. La guerra se hace por símbolos. Hoy es igual.
Para documentar otras de sus novelas, ha dormido en la gran pirámide de Giza, ha subido al monte Ararat, donde dicen que está enterrada el Arca de Noé… para escribir este libro, ¿qué ha hecho?
Ha sido más sencillo: la ruta pirenaica, el camino a la catedral de València, Zaragoza, Barcelona, iglesias con símbolos que aluden a esta presencia del Grial, el MNAC…
¿Quién busca el Grial hoy?
¡Yo! Y más gente. Es un bálsamo para la época que nos toca vivir: lo mítico, lo trascendente, lo tradicional… te salva de la presión de lo contemporáneo. Lo peor que nos sucede como civilización es que estamos bombardeados por un exceso de ruido. Buscar un punto de silencio para metabolizarlo es imprescindible.
¿Cuál es el mensaje del Grial?
Chrétien de Troyes lo describe como algo que ilumina, nos pide iluminación interior, que veamos las cosas con una perspectiva más cósmica, que seamos más universalistas, menos locales.
Dan Brown visita Barcelona. ¿Se van a ver?
Lamento no poder quedarme en esta ocasión, he tenido largas charlas con él y nos enviamos mutuamente los libros dedicados.
Si en vez de dirigir la revista Más Allá, se hubiera dedicado al periodismo económico, ¿nos habríamos quedado sin novelista?
No me gustaba la información política ni la deportiva. Jiménez del Oso fundó Más Allá cuando yo hacía COU y merodeé ese entorno, entré como pinche y terminé de director. Lo dejé por la literatura. Me cansé de formular preguntas y no obtener respuestas.
¿En qué proyectos anda?
Una novela sobre la carrera espacial, el último momento en que, como especie, dimos un paso adelante para afrontar lo desconocido.
Fuente: LA VANGUARDIA