Los ‘geoglifos’ más antiguos de la costa peruana se encuentran en uno de los distritos más poblados de Lima, San Juan de Lurigancho, donde se han descubierto dibujos y gráficos en piedra elaborados hace unos 4.500 años.
Los ‘geoglifos’, alrededor de un centenar, son más antiguos que las famosas ‘Líneas de Nazca’, en el sur peruano, pero en la actualidad sólo unos 40 se conservan intactos ante el avance urbano, según informó el arqueólogo peruano Julio Abanto.
San Juan de Lurigancho se encuentra a unos 10 kilómetros al este del centro histórico de Lima, donde el terreno árido y plano de la capital se convierte en cerros y quebradas que alcanzan hasta los 3.000 metros, con paisajes de vegetación y animales silvestres.
El distrito se asentó en la denominada quebrada de Cantogrande, que tiene en el Cerro Colorado a una de sus principales cumbres, con 2.240 metros de altura.
Abanto señaló que el Cerro Colorado fue un punto de encuentro en determinadas fechas de diferentes pueblos prehispánicos, ya que las evidencias revelan que «el uso de geoglifos se daba probablemente desde períodos muy tempranos, hasta la época Inca (siglos XIII-XV) e inicios de la Colonia (siglo XVI)».
Primeros avistamientos, por pilotos
Los primeros avistamientos de las líneas en Cantogrande fueron hechos por pilotos que sobrevolaron Lima en 1947, pero sólo fueron registradas en 1976, por el estudioso peruano Lorenzo Roselló.
Ese experto encontró 65 figuras enormes sobre una pampa, algunas de hasta cuatro kilómetros de extensión, pero todas desaparecieron por el crecimiento urbano en la zona.
«La toma de tierras fue la causa principal de la desaparición de todo este complejo de figuras», apuntó Abanto.
A partir de 1980, San Juan de Lurigancho albergó a miles de familias desplazadas desde distintos puntos del país por el terrorismo, hasta llegar a los cerca de 800.000 habitantes de la actualidad.
Los trabajos de Roselló en una de las figuras determinaron una antigüedad de 2.500 años antes de Cristo, correspondiente al periodo Pre Cerámico peruano.
Carácter ceremonial y de culto
Con estas evidencias, Abanto se planteó una nueva hipótesis y emprendió una serie de caminatas de investigación hacia la zona para confirmar su carácter ceremonial y de culto.
A partir del 2000, el arqueólogo y un grupo interdisciplinario de voluntarios descubrió 40 figuras en las laderas, crestas y cumbres de la quebrada de Cantogrande y en el cerro Colorado.
Por lo general, los ‘geoglifos’ son líneas que forman trapecios enormes o plazoletas que se dividen en dos y luego vuelven a unirse.
«Solamente existe un ‘geoglifo’ de tipo figurativo, que representa una serpiente», anotó el experto.
Ojos mirando al cielo
Además, en las caminatas se han hallado 10 bloques de piedra con representaciones de ojos mirando al cielo, rostros con rasgos felinos y círculos con punto, todos ellos característicos del arte de la cultura Chavín (unos 900 años antes de Cristo).
Abanto agregó que «es un conjunto de hallazgos que está dentro de una reserva arqueológica» establecida por una ordenanza legal del Instituto Nacional de Cultura (INC) en 2003.
Los objetos más antiguos son unas puntas de piedra utilizadas por cazadores como flechas entre los 9.000 y 7.000 años antes de Cristo, en el llamado período Pre Cerámico Temprano.
Los más recientes, son vasijas y cántaros de la tradición Lima (300 años de nuestra era) y de la cerámica de Cuzco (1.500 años después de Cristo) encontrados en unos cuarenta paradores usados por los peregrinos para cobijarse durante la noche.
Además, se ubicaron cuatro estructuras ceremoniales pequeñas, campamentos y zonas de ‘huacas’ (adoratorios) con altares, aunque sin ninguna evidencia de sacrificios ni entierros.
El grupo dirigido por Abanto, graduado en la Universidad Nacional de San Marcos, busca profundizar sus investigaciones con excavaciones que permitan determinar con precisión los momentos en que se dieron los cultos y actividades anexas.
«Creemos que Cantogrande va a aportar mucho al entendimiento de toda la problemática en torno a los ‘geoglifos'», una antigua tradición que se extendió por gran parte de la costa peruana, puntualizó el experto.